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Nosotros creemos en las Escrituras del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento como verbalmente inspiradas por Dios y sin error y que son la autoridad suprema y final en fe y práctica (II Timoteo 3:16; II Pedro 1:19-21; I Tesalonicenses 2:13).
Nosotros creemos en el Dios trino, eternamente existente, en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo - co-existentes en un ser, co-iguales en poder y gloria, y teniendo los mismos atributos y perfecciones (Deuteronomio 6:4; Mateo 28:19; II Corintios 13:14).
Nosotros creemos en la narración del libro de Génesis de la creación, es decir, que debe ser aceptada literal y no alegórica ni figurativamente; que el hombre fue creado directamente por Dios en su propia imagen y semejanza; que la creación del hombre no fue asunto de la evolución ni de cambios evolucionarios de la especie, ni desarrollos a través de períodos interminables del tiempo de formas inferiores a formas superiores; que toda la vida, animal y vegetal, fue creada directamente, y que la ley de Dios fue establecida cada uno produjera según su género. Creemos que Génesis 1:1 documenta que los cielos y la tierra tuvieron el comienzo de su existencia en el primer día de la Semana de la Creación; que esta obra y la obra de introducir la luz a la existencia constituyen, no dos obras de Dios separadas por millones o miles de millones de años, sino las dos obras de Dios en el Primer Día de la Semana de la Creación; que cada uno de los seis días, mas el séptimo día de reposo, en la semana de la Creación, fue no un “período”, sino un día así como el día en el mandato de Dios al hombre de trabajar seis día y reposar un día.
Nosotros creemos en Dios el Padre, un Espíritu perfecto en Quien todas las cosas tienen su origen, sostén y fin. El es perfecto en santidad, infinito en sabiduría, inmedible en poder, en todo lugar presente, que nunca cambia, y siempre ama. El escucha y contesta las oraciones y acepta a los que vienen a El por medio de Jesucristo. (Apocalipsis 4:11; Juan 4:24; Salmos 99:9; Salmos 147:5; Isaías 44:24; Salmos 139:7-12; Malaquías 3:6; I Juan 4:8; Mateo 7:7-8; Juan 14:6).
(a) Nosotros creemos que Jesucristo es el eterno Hijo de Dios, que El fue concebido por el Espíritu Santo, nacido de la Virgen María, y que es el verdadero Dios y verdadero hombre, (Juan 1:2, 14; Lucas 1:35).
(b) Nosotros creemos que el Señor Jesucristo murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras, como un sacrificio representativo y sustituto; y que nuestra justificación se hace segura por su resurrección literal y física de entre los muertos, (I Corintios 15:3 y 4; I Pedro 2:24; Efesios 1:7; Rom 4:25).
(c) Nosotros creemos que el Señor Jesucristo ascendió al Cielo, donde El está ahora exaltado a la diestra de Dios, y que ministra como nuestro Sumo Sacerdote e Intercesor (Hechos 1:9-10; Hebreos 4:14; 7:2 I Juan 2:1).
(d) Nosotros creemos en esa “Esperanza Bienaventurada”, la venida personal, inminente, pre-tribulacional y pre-milenial del Señor Jesucristo para los redimidos; y en su regreso subsecuente a la tierra con sus santos para establecer su Reino Milenial (I Tesalonicenses 4:13-18; Zacarías 14:4-11; Apocalipsis 19:11-16; 20:1-6; I Tesalonicenses 1:1-10; 5:9; Apocalipsis 3:10).
Nosotros creemos que el Espíritu Santo es la Tercera Persona de la Deidad que convence al mundo del pecado, y que regenera, mora en, sella, ilumina y da poder al creyente, y que llena a todos los que se rinden a Dios (Mateo 28:19; Juan 16:7-11; Juan 3:3-9; Tito 3:5; I Corintios 3:16-17; I Corintios 2:12; I Corintios 6:19; Romanos 8:9; I Corintios 12:13; Mateo 3:11; Efesios 4:30; Efesios 1:13-14; Juan 16:13; Zacarías 4:6; Hechos 1:8; Efesios 5:18; Hechos 4:29-31).
Nosotros creemos en la existencia de Satanás, el Diablo, que fue creado como ser angelical perfecto; que voluntariamente dirigió a un ejército de otros ángeles en rebelión contra Dios antes de la creación del mundo; que es el autor del pecado y la maldad; que es el acusador de los hermanos y el tentador de todos los hombres; que será destruido en el Lago de Fuego con sus seguidores en el fin del tiempo. Además, creemos que es el engañador y el dios de este presente mundo; que sus poderes son enormes, pero estrictamente limitados a la voluntad permisiva de Dios que prevalece sobre todos los inventos malvados para oponerse al bien; que fue derrotado y juzgado en la cruz, y que por lo tanto, su condenación final es segura; que nosotros podemos resistirlo y vencerlo solo con la armadura de Dios, por la sangre del Cordero, y por medio del poder del Espíritu Santo (Isaías 14:12-7; Ezequiel 28:12-19; Apocalipsis 12:10; Mateo 4;1-11; Apocalipsis 20:10:15; I Juan 3:8; Hebreos 2:14; Efesios 2:2; II Corintios 4:4; Job 1:6-12; 2:1-7; Lucas 22:31-32.)
Nosotros creemos que el hombre fue creado en la imagen de Dios con cuerpo, alma y espíritu, que pecó, y por lo tanto, incurrió no solo muerte física, sino espiritual, que es separación de Dios; y que todo ser humano nace con una naturaleza pecaminosa, y que llega a ser pecador en pensamiento, palabra y hecho (Génesis 1:26-27; 2:7; I Tesalonicenses 5:23; Romanos 3:23; 5:12; Efesios 2:1-3; Salmos 51:5; 58:3).
Nosotros creemos que la salvación del hombre pecaminoso es totalmente por la gracia de Dios, y no por las obras del hombre; que Jesucristo vino al mundo para hacer remisión completa por los pecados por su sangre derramada, su muerte vicaria en la cruz, su resurrección corporal de la tumba, y su ascensión al Cielo para interceder por los creyentes; que el hombre debe personalmente arrepentirse de sus pecados y aceptar a Jesucristo como su Salvador para recibir la vida eterna y el poder sobre el pecado; que el creyente es regenerado inmediatamente que reciba a Cristo; que su regeneración, justificación y santificación, son inmediatamente efectuadas; que el hombre puede ser salvo una sola vez; y que esta es la única forma en que un hombre puede ser salvo (Efesios 2:8-9; Juan 3:10-21; Hebreos 9:11-24; Hechos 3:19; Juan 1:12; Romanos 6:1-23; Hebreos 10:10; Juan 10:28-29; Hechos 4:12).
(a) Nosotros creemos que todos los verdaderos creyentes son salvos con una salvación eterna, que son guardados por el poder de Dios, y que están así seguros en Cristo para siempre (Juan 6:37-39; 10:28-29; Romanos 8:37-39; I Corintios 1:4-9; Filipenses 1;6).
(b) Nosotros creemos que el verdadero creyente es responsable por llevar una vida cristiana piadosa y consistente; y que una evidencia de una fe salvadora se manifiesta en un verdadero deseo de vivir en una manera que agrada a Dios (Romanos 8:5-9; Gálatas 5:16-25; Tito 2:13-15; Efesios 2:10; II Corintios 5:17).
Nosotros creemos que a todo verdadero creyente se le promete la santificación posicional, progresiva y últimamente, completa (Hebreos 10:10; 14; Juan 7:17; Efesios 5:25-27; I Tesalonicenses 4:3-4; I Juan 3:2).
(a) Nosotros creemos que Dios es soberano en la repartición de todos sus dones; y que los dones de evangelistas, pastores y maestros son suficientes para la obra del ministerio (I Corintios 13:8-12; I Corintios 14; II Corintios 12:12; Efesios 4:11-12).
(b) Nosotros creemos que Dios escucha y contesta la oración de fe, de acuerdo con su propia voluntad, para los enfermos (Juan 15:7; I Juan 5:14-17; Santiago 4;13-20).
Nosotros creemos que todos los salvos deben vivir de tal manera que no sean un reproche para su Salvador y Señor; y que la separación de los placeres y prácticas mundanos y pecaminosos se requiere por Dios. Además creemos que las Escrituras enseñan claramente que los creyentes no debemos casarnos ni tener otras alianzas comprometedoras con los incrédulos (Romanos 12:1-12; 14:13; I Juan 2:15-17; I Corintios 6:14-7:1; II Timoteo 3:1-5).
Nosotros creemos que Cristo es nuestro Gran Sumo Sacerdote y que a través de El toda persona nacida de nuevo tiene acceso directo a la presencia de Dios sin la necesidad de sacerdote humano alguno; que el creyente tiene el derecho y la responsabilidad de estudiar y aplicar las Escrituras, al ser dirigido por el Espíritu Santo (Hebreos 5:5-10; 7:25; 10:19-22; II Timoteo 2:15; II Pedro 1:19-21).
(a) Nosotros creemos que la iglesia mencionada en el Nuevo Testamento es un grupo de creyentes en Cristo bautizados por inmersión en agua, unidos con el propósito de llevar a cabo el plan de Dios de llevar el evangelio a todas las personas en el mundo. Creemos que Cristo estableció su iglesia durante su ministerio terrenal, que le dio la comisión misionera, y que ha prometido preservarla en sus esfuerzos de llevar a cabo esa comisión. Creemos que la iglesia es local y visible (Mateo 16:18; Colosenses 1:18; Efesios 1:22-23; 5:21-33; I Corintios 12:4-31; Mateo 3;11; Hebreos 12:23).
(b) Nosotros creemos que el establecimiento de iglesias locales independientes se enseña claramente en las Escrituras del Nuevo Testamento; que cada una es cuerpo y posesión de Cristo; que son organismos unidos para el propósito de presentar a Cristo a un mundo perdido, y para la edificación y la exhortación de los creyentes. Creemos en la independencia y la autonomía de cada iglesia local: que cada iglesia neo testamentaria está libre para autogobernarse sin ninguna intervención eclesiástica, pero que puede colaborar con otras iglesias neo-testamentarias, bajo la dirección del Espíritu Santo; que es responsable por seguir el ejemplo de la iglesia presentado en el Nuevo Testamento, y que es responsable directamente a Dios (Hechos 13:1-3; Hechos 14:23-27; Gálatas 1:2; Tito 1:5-11; Mateo 28:19-20; I Corintios 12:27).
(a) Nosotros creemos que el bautismo es la inmersión de un verdadero creyente en el agua en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; que es en obediencia a Cristo, después de ser salvo; que es simbólico de la muerte, sepultura y resurrección del Salvador, y al mismo tiempo de la experiencia regeneradora del creyente al pasar de la muerte a la vida; y que el bautismo en el agua es la puerta de la iglesia local, y que la participación en esta ordenanza no contribuye a la salvación (Romanos 6:1-10; Mateo 3:13-17; Hechos 8:36-38; Hechos 2:41; Mateo 28:19-20; Hechos 1:5; Tito 3:5; I Pedro 3:21).
(b) Nosotros creemos que la Cena del Señor es una observación conmemorativa de la muerte de nuestro Señor en el Calvario; que la provisión del pan y el fruto de la vid son símbolos del cuerpo inmolado y la sangre derramada de Cristo; que la participación en la Cena del Señor es solo para creyentes regenerados; y que la auto examinación sincera debe preceder su observación; y que la participación en esta ordenanza no contribuye a la salvación (Mateo 26:21-30; I Corintios 11:17-34). NOTA: Con raras excepciones observamos la Cena del Señor el mismo Domingo que agregamos nuevos miembros.
Siendo que todos los hombres en todo lugar sin Cristo están perdidos y destinados al castigo eterno (Juan 3:18), y porque los hombres no pueden creer en aquél de quien no han oído (Romanos 10:14), nosotros creemos que somos deudores a todos los hombres y que tenemos la responsabilidad de darles el Evangelio. Jesucristo nos dejó el mandamiento de que debemos ser testigos para El y que debemos llevar la Buena Nueva del evangelio a todo lugar donde se encuentren los hombres. Nosotros creemos que para llevar a cabo este mandamiento, nosotros mismos debemos ser testigos en palabra y en hecho para decir a todos acerca de Jesucristo; y que debemos sostener por oración y por finanzas a los que son llamados y comisionados por la iglesia local para representarnos en otras partes del mundo (Romanos 1:18-20; II Tesalonicenses 1:7-8; Romanos 10:14; Hechos 1:8; Mateo 28:19-20; Marcos 16:15; Lucas 24:46-48; Juan 20:21).
La Biblia enseña que debe hacer una estricta separación entre la iglesia local y el estado. El creyente debe obedecer las leyes humanas y orar por los gobernantes de su país, si no están en oposición a la voluntad y la Palabra de Dios (Mateo 22;21; 17:24-27; 10:28; I Corintios 10:31; Romanos 12:2; I Timoteo 2:1-4; Hechos 5:29).
Nosotros creemos en esa “bienaventurada esperanza”, el regreso personal, inminente, pre-tribulacional y pre-milenial de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo (Apocalipsis 20:4-6; I Tesalonicenses 4:13-18; Hechos 1;11; II Tesalonicenses 1;10; 5:9; Apocalipsis 3:10).
(a) Nosotros creemos en la resurrección corporal de los justos y los injustos; la eterna condición bendecid consciente de los salvos, y el eterno castigo consciente de los perdidos (Juan 5:28-29; Mateo 25:46; II Corintios 5:8; Filipenses 1:23).
(b) Nosotros creemos que los espíritus de los salvos a la hora de la muerte pasan directamente a estar con Cristo en el Cielo, que sus obras serán juzgadas en el Tribunal de Cristo para la determinación de sus recompensas, que tomará lugar en el tiempo en que Cristo venga por los suyos, y que un hombre regenerado a través de Cristo tiene la esperanza bienaventurada y el gozo de vida eterna con Dios en el Nuevo Cielo y la Nueva Tierra, que serán establecidos en el fin del tiempo (Eclesiastés 12:7; I Corintios 3:11-15; II Corintios 5:10; Juan 3:16; I Pedro 1;4; Apocalipsis 21;1-21).
(c) Nosotros creemos que los espíritus de los inconversos a la hora de la muerte descienden directamente al infierno (Hades) donde son reservados bajo castigo hasta el día del juicio final, cuando sus cuerpos serán resucitados de las tumbas; que serán juzgados y echados en el gran Lago de Fuego, el lugar de castigo final y eterno. Nosotros creemos que la persona que rechaza a Cristo como su Salvador está condenada a este castigo justo y eterno (Hebreos 9:27; Lucas 16:19-31; Apocalipsis 20:10-15; Juan 3:17-21; 35-36).